María, de Jorge Isaacs, en la tradición literaria hispanoamericana (II)

Fuera de Colombia, principalmente en España, María se vendió bajo la denominación de “novela americana”, un subgénero que se impuso en el mercado y que se complacía con descripciones de una naturaleza exótica, en cuanto distinta. La primera edición en España con bellas ilustraciones de Alejandro Riquer, constituye la gran apuesta del editor que inauguró con este título la colección, por encima de autores como Armando Palacio Valdés, que se mostró muy disgustado por ello. Con este proyecto, el editor se adelantó a lo que más tarde exploraría la industria editorial española. De hecho, se llegó a crear una “Biblioteca de Episodios Americanos”, de la que se puede poner el ejemplo de Un idilio en el Cauca (Casa Editorial Gallach), de Guillermo Núñez de Prado, prolífico autor de temas históricos.


En España, José María Pereda fue quien recomendó la publicación de una serie de novelas hispanoamericanas comenzando por María, que define así:

Es esa obra de las que pueden llamarse del género eterno de las que no pasan con las modas, pues también en esto las hay aunque parezca mentira porque en todos tiempos habrá almas delicadas y corazones honrados y sensibles que se identifiquen con los encantos de la naturaleza y con las alegrías y las amarguras del género humano, condenado a vivir en esas alternativas de las que no se libran ni los afortunados nietos de Caín.

Los lectores y hombres de letras de todo el continente empezaron a hablar de María. Les llamó la atención que, en una época en que llegaban a América Latina las novelas románticas y costumbristas de autores europeos, como el alemán Goethe y el francés Chateaubriand, Isaacs fuera el primero en adaptar ese estilo a los usos, los paisajes y la sociedad locales. Porque, si María explora algo tan universal como la intimidad del sentimiento amoroso, también eleva a la categoría universal lo local y regional, que convierte la historia en única e irrepetible, su paisaje imponente, inquietante, diáfano o sereno, que proyecta un ethos americano que no desea renunciar a los sueños.

El célebre crítico mexicano, Alfonso Reyes, realizaría el mejor retrato de Isaacs en estas breves y precisas pinceladas: “Caudillo liberal, escritor doliente, hombre de aventura y de ensueño, vive peligrosamente y muere en la pobreza, como muere la gente honrada, buscando unas utópicas minas en unas tierras inexploradas y salvajes, con la ambición de dejar cierto bienestar a los suyos. Los editores lo han robado. Sus enemigos políticos lo persiguen. Pero él tiene fe en la bondad humana porque le reboza el corazón…”

Confieso haber llorado en mi infancia al cerrar las páginas de este libro que me hizo comprender cómo el primero y más puro amor nos puede llevar al abismo, cuando estamos dispuestos a entregarlo todo por el ser querido. 

locales. Porque, si María explora algo tan universal como la intimidad del sentimiento amoroso, también eleva a la categoría universal lo local y regional, que convierte la historia en única e irrepetible, su paisaje imponente, inquietante, diáfano o sereno, que proyecta un ethos americano que no desea renunciar a los sueños.

Fue el célebre crítico mexicano, Alfonso Reyes, quien realizaría el mejor retrato de Isaacs en estas breves y precisas pinceladas: “Caudillo liberal, escritor doliente, hombre de aventura y de ensueño, vive peligrosamente y muere en la pobreza, como muere la gente honrada, buscando unas utópicas minas en unas tierras inexploradas y salvajes, con la ambición de dejar cierto bienestar a los suyos. Los editores lo han robado. Sus enemigos políticos lo persiguen. Pero él tiene fe en la bondad humana porque le reboza el corazón…”

Confieso haber llorado en mi infancia al cerrar las páginas de este libro que me hizo comprender cómo el primero y más puro amor nos puede llevar al abismo, cuando estamos dispuestos a entregarlo todo por el ser querido.

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