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Mostrando entradas de 2019

Escritoras y escrituras X. Mercedes Pinto y su novela 'Él'

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El , novela de la poeta, narradora y dramaturga canaria exiliada primero en Uruguay y posteriormente en México, Mercedes Pinto (1883-1976), debería ser una lectura obligada para comprender la violencia contra la mujer dentro de la pareja, las dinámicas íntimas que se instalan en el hogar con penetrante sutileza. Como herida por una afilada hoja, la víctima de esta novela sangra sin comprender cómo ha llegado a ese punto de sometimiento. En el relato se evidencia que en cada agresión queda paralizada, sin capacidad de respuesta. Lo paradójico es que, al intentar comprender lo ocurrido, la persona sometida se engaña con razonamientos que anulan ese instinto de supervivencia que podría salvarla. Pero no hay que perder el norte ni confundir la realidad con la literatura, aunque la verosimilitud de la trama de Él nos ofrezca una ilusión de realidad. No olvidemos que el relato es una metáfora construida a partir de la experiencia personal de Mercedes Pinto. El hecho es que este

Salvador Aguilera, El vuelo de la piedra

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Conozco a Juan Salvador Aguilera (Bogotá, 1973) desde que tenía escasos once años y no me extraña que haya elegido el camino de la escritura. Por todo lo que lo rodea, desde el nombre literario que le estamparon los padres como un signo del   destino. Este año de 2019, Salvador, como prefiere firmar, me   regaló su primera novela, El vuelo de piedra , y he de decir que su lectura me ha resultado tan grata como refrescante. Todo empieza con una imagen, una fotografía con la que se nos inicia en la narración, a manera de prefacio, y donde el narrador anticipa lo que será un viaje en el tiempo en busca de lo que   queda detrás de una fotografía: la   mujer retratada llamada Aída, que comanda un grupo guerrillero. La explicación de los tonos y contrastes de la imagen, del efecto de la luz tropical, evidencia   la complejidad del escenario que se propone revelarnos   y que condensa un instante de la vida, yo diría de la historia de nuestras quimeras latinoamericanas, de la lucha ar

Cómo y desde dónde en la narración (II)

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Entre la vida y la muerte: el acto de contar La amortajada (1938), de María Luisa Bombal, constituye un reto para cualquier narrador. El propio Borges previno a la autora, cuando ésta le comento la trama, sobre: “el oscurecimiento de los hechos humanos de la novela por el gran hecho sobrehumano de la muerta sensible y meditabunda”. Esto no deja de recordarme el primer cuento de García Márquez escrito en 1947, “ La tercera resignación ”, en el que el narrador se introduce en la conciencia del personaje, en su carne, sus arterias, sus vértebras, su médula y cerebro, transmitiéndonos la angustia que le provoca un ruido permanente. Entre la vida y la muerte se debate el hecho literario que evoca a Sherezade cuya vida depende del acto de contar. También en “ Moriencia” , aquel cuento de Roa Bastos, cuyo título viene a significar: ser consciente del proceso por el cual se llega a la muerte desde el nacimiento. El cuento recoge distintas versiones de la muerte del personaje Chepé Bolív

Cómo y desde dónde en la narración (I)

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"Si algunos ratos ha logrado entreteneros, dad gracias al anónimo, sin olvidar de todo punto a su remendón".  Alenadro Manzoni, Los novios En muchas intervenciones me han preguntado por la creación de los personajes de mis novelas, cuando no dan por hecho la equivalencia del yo narrativo con la autora, que es lo que normalmente entienden que sucede en mi primera novela Prohibido salir a la calle . Claro que esto no ocurre en mi novela La semilla de la ira donde quien narra es un individuo de finales del siglo XIX, homosexual y misógino, llamado José María Vargas Vila, ya que sería difícil confundirme con un sujeto homosexual y misógino. Creo que no siempre se reflexiona con suficiente rigor sobre la elección del sujeto narrador, cualquiera que sea la concepción del personaje y de su papel en la novela, que relegamos al taller de escritura y, por ende, tratamos poco de teoría literaria, incluso la desdeñamos. Reflexionar sobre los personajes de la novela obliga a pe

Un país niño que no renuncia a sus sueños: los alumnos del colegio Fernando Soto Aparicio, de Bogotá

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El pasado mes de mayo me encontraba en Bogotá a donde viajé, como todos los años, a visitar a la familia y lo hice con el poeta español  Jorge Urrutia , con quien comparto mi vida y mis ilusiones. Nuestra estancia fue muy especial en esta oportunidad porque pudimos conocer de cerca un país niño, pleno de vida, que se entrega sin reservas  a quienes captan su atención, lo que implica poder ofrecer algo más atractivo que los juegos de los dispositivos móviles, que actualmente ocupan buena parte del espacio mental de los pequeños.  Ante ese reto nos encontramos al aceptar la invitación de mi hermana Aurora para hablar de la lectura y de la literatura con los niños   de la institución donde trabaja desde hace más de veinte años: el colegio Fernando Soto Aparicio del barrio Kennedy de Bogotá. Gracias a esta invitación, tuvimos la oportunidad de conversar con los alumnos, quienes nos tenían reservada una tanda de preguntas sobre el oficio de escribir, al que muchos de ellos no eran de ni

Escritoras y escrituras IX. Virginia Woolf, La señora Dalloway

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Entrar en el mundo de Virginia Woolf no me ha resultado fácil, ha supuesto un esfuerzo y una paciencia que apenas llegué a concederle, tras leer las dos novelas líricas El faro y Las olas . Pero en absoluto me ha preocupado que un nombre del canon pueda resultarme incómodo. No todas las propuestas estéticas se ajustan a los gustos de los lectores, no todas las obras colman su horizonte de expectativas. También es cierto que nuestra lectura podría estar cargada de prejuicios y es lo que me ha sucedido con esta autora del célebre grupo de Bloomsbury quien, con su suicidio, se convirtió en un mito, en un icono de la narrativa de mujeres, al margen de su originalidad y de su habilidad técnica y formal. Es lugar común citar su ensayo Una habitación propia , símbolo de la autonomía de la mujer escritora dentro de la vida social y familiar, cuyos argumentos carecen por completo de simplicidad. Incluso hoy, podrían resultar polémicas afirmaciones suyas como esta: “Es funesto para una

Escritoras y escrituras VIII. Silvia Galvis, Sabor a mí

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La violencia en Colombia, lo sabemos, es uno de los periodos más prolíficos en la ficción narrativa en el país. Desde El día del odio , de Osorio Lizarazo, hasta El crimen del siglo , de Miguel Torres, pasando por Estaba la pájara pinta sentada en el verde limón , de Alba Lucía Ángel, la novela ha dado cuenta de este episodio desde el punto de vista de las masas amotinadas, del asesino del líder, o de la mujer, como en el relato de Ángel, quizás el más experimental y audaz de esta saga. Faltaba, quizás, introducir la voz femenina infantil en estas narraciones, como hace Silvia Galvis  (1945-2009)  en  Sabor a mí. Periodista, politóloga, investigadora, Silvia Galvis destacó por su compromiso con la verdad creando una unidad de investigación en el periódico que dirigía. Indagando en los archivos buscó acercarse a los hechos con argumentos, bebiendo en las fuentes documentales. Así pudo revisar las versiones oficiales de la historia y ofrecernos un relato de los momentos clave del

Escritoras y escrituras VII. Soledad Acosta de Samper, Dolores

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Mi espíritu es un caos: mi existencia una horrible pesadilla.  Mándame, te lo suplico, algunos libros. Soledad Acosta de Samper (1833-1913)* es una de las figuras más notables de la segunda mitad del siglo XIX en Hispanoamérica. Historiadora, narradora, cronista, ensayista y pionera del feminismo en Colombia, es hija única del general Joaquín Acosta y de la norteamericana Carolina Kemble. Con un conocimiento de las culturas francesa y anglosajona y un amplio horizonte de lecturas, alterna estancias en Europa e Hispanoamérica desde los doce años, cuando va a vivir con la abuela materna a una población de Nueva Escocia, en Canadá. En París se educa en distintos colegios y frecuenta las tertulias de intelectuales y hombres de letras con los que se relaciona el padre. Defensora de los valores morales cristianos, en sus escritos se presenta como conservadora en materia religiosa, pero positivista abanderada del progreso, en lo que se refiere al papel de la mujer en la sociedad.