Los extraños ojos de Marina Bao, Pilar Astray Chacón

 

Esta primera novela de Pilar Astray Chacón, un proyecto de la naciente editorial de la productora Mundos Flotantes, que ve la luz este año de 2021 (entre la pandemia y los sacudimientos telúricos que nos amenazan), me trae un universo por el que rondan criaturas mágicas que ponen en cuestión aquello que se da por sabido, lo aprendido a través de una educación impuesta por quienes pretenden manejar nuestro destino; una educación que busca dar forma al ser a través de mandatos, leyes y textos fundacionales. En este libro se cuestionan esos textos y creencias, invitándonos a observar la naturaleza en todo su esplendor, belleza y sabiduría. Esta frase subrayada durante mi lectura nos invita a entrar en el misterio: “El bosque está plagado de historias ancestrales que susurran al oído los vientos, mientras caminas absorta rebuscando moras”.


La autora evoca la infancia desde el punto de vista de una narradora, Marina Bao, a quien veremos crecer a lo largo del relato. Con ella nos formulamos preguntas sobre el bien y el mal, con ella llegamos a conclusiones, tanto simples como complejas, sobre el sentido de la vida, a principios éticos como este punto de partida de su viaje: “Tendríamos que aprender a vivir honestamente, no dañar a nadie, dar a cada uno lo suyo”. ¿Pero cómo saber, se pregunta Marina, lo que le corresponde a cada uno?”  Nada es absoluto ni relativo en este relato. Solo se plantean preguntas, que son el motor de la existencia, de la ciencia, de la filosofía.

Veamos algo más sobre el género de este libro que se adentra en el mito, que retoma saberes ancestrales (como la alquimia y la astrología), que no deja, sin embargo, de relacionarse con el presente, pues sigue unos hechos y una cronología que compartimos.

Normalmente se asocia lo dudosamente real, lo mágico, lo mítico, con un mundo antiguo, pasado, un mundo sin tiempo. No hay más que pensar en esa literatura, ese cine, esas series de televisión, hoy de moda, en los que se construye un tiempo híbrido, una Edad Media trufada de modernidad, no porque se crea en una suerte de temporalidad líquida, que diría Bauman, sino porque se pretende esconder la realidad bajo la ficción, ocultar los males reales tras una mítica justicia inexistente, alienar al lector o al espectador con una etérea bondad triunfadora por sí misma. 

Pilar Astray Chacón sabe que el misterio está en los atentados de las Torres Gemelas, en la contaminación de las aguas del mar, en los incendios forestales, la pandemia, etc. Y todo ello bajo el prisma de la física cuántica que nos adentra en los reales secretos de la vida más profunda y en los caminos seguidos por los seres humanos: la teoría de que todos estamos conectados, como acaban comprendiendo los personajes de este relato.


En la frontera entre el mundo real y el fantástico, Los extraños ojos de Marina Bao se inscribe dentro de la tradición narrativa gallega en la que abundan criaturas mágicas, que se integran a la vida cotidiana con normalidad. Vemos este procedimiento, incluso en autoras realistas como Emilia Pardo Bazán, cuyo centenario se celebra este año. Pensemos en Los pazos de Ulloa, donde fuerzas ocultas parecen manejar la vida de algunos personajes. El bien y el mal que se enfrentan para vengar una injusticia y reparar el daño infringido a la naturaleza y a sus criaturas; o en Álvaro Cunqueiro, de quien se puede citar Merlín y familia y otras historias, autor que funda y construye su particular universo fantástico.

Como he dicho, esta obra se alimenta de criaturas mitológicas, al igual que el realismo mágico, que no debe confundirse con el realismo fantástico, aunque tengan puntos en común. Como se sabe, en algunas culturas como las africanas está siempre vivo el pensamiento mágico. De hecho, sus literaturas se alimentan de mitos y leyendas, que conectan con la realidad actual. Puedo poner como ejemplo al nigeriano Ben Okri, quien en La ruta del hambre llama la atención sobre los desplazamientos y la miseria que los motiva, dentro de las tradiciones de sus pueblos y culturas.

Podemos traer aquí los elementos fantásticos de Las mil y una noches, de tanta influencia en la literatura medieval. Recordemos aquellos relatos habitados por hadas y gnomos, que encendieron nuestra imaginación. No olvidemos E. T. A. Hoffmann quien con sus Cuentos nocturnos despierta la imaginación de los románticos, ni al inglés, nacido en Sudáfrica, Tolkien en El señor de los anillos, publicano en 1954.

También la literatura hispanoamericana ha cultivado tanto el realismo mágico, como el realismo fantástico. Un número importante de autores han recuperado para nosotros lo mágico y fantástico de la tradición. Esta apropiación se presenta en las dos vertientes, que se pueden diferenciar.

En la primera se inscriben quienes se sumergen en la visión del mundo y el pensamiento de las culturas primitivas, como Miguel Ángel Asturias, que funda el realismo mágico, de tanta fortuna en estas literaturas, cuando en 1930 publica Leyendas de Guatemala. Siguen en esta línea Gabriel García Márquez e Isabel Allende en sus primeras narraciones.

En la segunda vertiente se inscribe el uruguayo Felisberto Hernández, quien instala lo insólito en la vida cotidiana, borrando las fronteras entre lo real y lo fantástico. Así, nos sumerge en el mundo de la infancia en obras paradigmáticas, como El caballo perdido, 1943. Se trata de una narración desde la mirada infantil que penetra en el misterio de las cosas y que, incluso, se funde con el reino animal desde donde nos devuelve la nostalgia de una felicidad perdida. A su lado es pertinente poner a autores como Julio Cortázar, Adolfo Bioy Casares y Jorge Luis Borges.

No es fácil clasificar este libro de Pilar Astray Chacón, que no pretende ajustarse a ningún género, aunque nos recuerda a otros relatos, que le resultan familiares al lector. Desde luego está en la novela el mundo celta, pero éste tiende hacia las creencias pasadas, hacia lo concluido, que sólo la superstición quiere situar en el presente o, incluso, en el futuro. La autora busca la magia de nuestro día y situarse en ella sin huir de cierto afán modélico o didáctico. Recordemos el caso de un libro como El mundo de Sofía, de Jostein Gaarder.

Debo aclarar que la finalidad del texto no parece ser didáctica en el sentido convencional. Cada capítulo, o apartado, nos pone a pensar, nos obliga a formularnos preguntas. Lo más importante es que desvía nuestra mirada para que prestemos atención a detalles que pasamos por alto. Para que le concedamos, como he dicho, un lugar a la magia, a lo insólito y al misterio en nuestras vidas cotidianas.

Lo que aprendemos es que nos estamos solos, que no existe únicamente lo que vemos, y que lo importante es tener conciencia de ello. Los mitos y creencias ancestrales nos permitían en otro tiempo conectar directamente con la naturaleza, con seres como las mouras, de extraordinaria belleza, o los trasgos, que cuidan las flores del jardín. Son criaturas de la mitología gallega, que la autora incorpora a su mundo, al lado: la abuela Antía, la madre, el padre, o Maruxina, figura central. Esta le entregará a Marina las claves para iniciar la travesía de la vida con un saber en el equipaje, que le servirá para protegerse del vacío, de la angustia, la oscuridad y de la desazón en la que vagan algunos seres humanos.

Por eso, en Los Extraños ojos de Marina Bao, la protagonista, que se relaciona con el mar y con los barcos. La palabra “bao” designa a la estructura de madera que consolida y sostiene la cubierta de un buque, de modo que agua y madera son los elementos que componen el nombre: Marina y Bao. No es gratuito tampoco el orden del libro ni las partes que lo conforman: los breves capítulos que van marcando las etapas de un camino, pero un camino vital, un recorrido. Ni el número de capítulos o etapas, nueve: un número cabalístico.

Nueve son los meses en los que permanecemos en el vientre materno antes de nacer. En algunas culturas el número nueve representa la síntesis de lo corporal, lo espiritual y lo intelectual. Este número también define a quienes lo llevan en sí o en su calendario como seres compasivos, sensibles y nobles; vienen marcados por una cualidad esencial para la supervivencia, la habilidad que les hace ver las situaciones desde diferentes perspectivas, una cualidad que no todos poseen.

Tenemos aquí un libro escrito en clave, que recurre a la simbología del trébol como emblema de la suerte, a llaves, cofres, volúmenes, plantas, herbarios y amuletos que encierran mensajes destinados a las personas elegidas y Maria Bao es una de aquellas que tiene la suerte de encontrar guías en el camino, sin duda, porque ella misma busca sus guías y maestros.

¿Podremos elegir a Pilar Astray Chacón como nuestra guía y nuestra maestra? Además de fusionar realidad y magia, o fantasía, es capaz de fundir en un texto narración y poesía. Ella misma tiene una obra poética, que empezó difundiendo con mucho éxito desde su blog.

No cabe duda, de que este libro es también un homenaje a los ancestros y un canto a la Galicia natal, donde siempre halla su refugio, el que, acogedora, nos ofrece. Allí, las gaitas invadiéndolo todo llevan en su armonía impresiones directas al corazón. Es “una valiente tierra, un increíble planeta en el que es posible escuchar el mensaje secreto de los árboles y la palabra sincera del mar”. Entre la tierra, los árboles y el brillo del mar, surge la poesía de Pilar Astray.

Comentarios

  1. 👏👍👏 Buen comentario de una novela que encierra el misterio de uno mismo

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