Los congresos académicos

Hola, a quienes me han preguntado por este encuentro, bajo el lema Sguardi dai/sui Sud: Meridione, Mediterraneo e Sud Globale, decirles que confirma mi percepción respecto a lo mucho que nos falta por equiparar la capacidad de conceptualizar con nuestras actitudes. Quiero decir que, por un lado, están las ideas que nos formamos y por otro, nuestro comportamiento. Este congreso afianza mi idea de que más importante que el currículum académico y la categoría profesional, es la persona, su manera de acoger al otro, su apertura y amplitud de miras. Esta introducción para explicar que el tema sobre el "Sur" como concepto en la actual sociedad, y como imaginario, como invención del "Norte" para descalificar a esa otra parte del mundo que considera "inferior", se expuso con juiciosa argumentación. Mención especial para Roberto Dainotto, profesor en Duke University; Serena Guarracino de la Universidad de Nápoles y Mercedes Arriaga, de la Universidad de Sevilla. El primero se refirió a Montesquieu y sus estereotipos sobre el sur, entre otras cosas, a partir de sus impresiones de su viaje a Italia; la segunda se refirió a la figura del castrado en la Londres de principios de siglo, que sirve a la prensa y a la crítica artística para desvalorizar la cultura del sur; y la tercera, en su línea de trabajo sobre la escritura de mujeres se refirió a dos autoras italianas. Con Mercedes compartimos mesa e impresiones, ya que fue muy llamativo el comportamiento de la moderadora, una profesora de nombre Federica que brutalmente nos confinó al sur del sur. Como mujeres, nos despojó del derecho a exponer con tranquilidad nuestra comunicación. Me explico, la mesa estaba compuesta por tres mujeres, nosotras dos y ella, y un hombre. La moderadora, cómo no, dejó que el señor se extiendiese casi una hora cuando el límite eran 20 minutos. En cambio, a nosotras nos cortó antes de los 20 minutos, además de interrumpirnos permanentemente. Primero porque no sabía quién era yo, y tuve que escribirle mi breve currículum, no sé para qué si no nos presentó a ninguna de las dos; segundo porque le molestó que yo expusiera en lengua española, pese a que estábamos en un contexto multilíngue en el que se me explicó que podía exponer en español. Aún así, la experiencia de hablar de Vargas Vila en Italia, país en el que vivió y le inspiró muchas novelas, fue muy grato, ya que en la cena, pudimos conversar de manera distendida con colegas de otras universidades de Italia, de Túnez, Grecia y del Departamento de Lingüística y Lenguas Modernas que organizó el encuentro, como la propia directora, Maria Pagliara que tampoco daba crédito al comportamiento de su colega. En resumen, que hay un Sur del Sur y que nos queda mucho por aprender. Para terminar, sin que parezca una frivolidad, insistir en que lo mejor de los encuentros es lo que ocurre fuera de los recintos académicos, al calor de una charla distendida donde cada quien deja ver lo que es en la forma de darse a los otros y en su capacidad de escuchar.

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