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Mostrando entradas de 2015

Proyección internacional de las culturas hispanas: lengua literaria y globalización*

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El hispanismo en un mundo global solo puede asumirse a partir del reconocimiento del multiculturalismo. Pero ¿qué entendemos por ‘hispanismo’ en un contexto global? Veamos la definición que en 1970 ofrecía el diccionario de la RAE: «afición al estudio de la lengua y la literatura españolas y de las cosas de España». Esta definición cambia en la edición de 1984: «afición al estudio de lenguas, literaturas o culturas hispánicas». El plural, en este caso, modifica cuestiones de fondo: asume el enfoque multicultural de los estudios hispánicos. La pregunta es si el concepto abarca las distintas lenguas y culturas de la Península, y si incluye a los países hispanoamericanos. También debemos preguntarnos si se tiene en cuenta a quienes escriben en lengua española aunque pertenecen a un ámbito cultural no hispánico, en países como Marruecos, Filipinas o Guinea Ecuatorial. ¿Deberían formar parte de los estudios hispánicos los escritores marroquíes que desde comienzos del siglo XX ofrecie

Elle et lui, retrato del artista atormentado, de George Sand

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Elle et Lui de George Sand es una novela que mueve a reflexionar, no solo sobre las relaciones tormentosas de una pareja sumergida en la sentimentalidad romántica, sino en cómo se llevan hasta el límite los conceptos absolutos sobre el amor y el arte, por un lado y, por otro, en cómo la razón resuelve los dilemas de la mujer que vive entre los dos extremos. La novela refiere los amores de los pintores Laurent y Thérèse, marcados por un tercero, el rico americano Dick Palmer que desea hacerse un retrato y que Thérèse envía a Laurent con el deseo de que el artista se beneficie por ese trabajo. Tras los nombres de los protagonistas se solapan George Sand y Alfred de Musset quienes dieron mucho que hablar con sus amores. Publicada en 1859, la obra no pasó inadvertida, sobre todo, porque hirió sensibilidades y provocó respuestas polémicas como la del hermano de Alfred, Paul, que se sintió ofendido por la imagen que se ofrecía del artista. También la de la escritora Louise Colet a quien

Elvira Martín, Una vida sencilla en una época convulsa, Mirada Malva, 2015

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Aunque este libro trate de una vida sencilla, no es sencillo para mí expresar lo que me suscita volver a leerlo después de un tiempo, ya que tuve el privilegio de asistir a su proceso de escritura. Su origen es el testimonio oral de Mariano, padre de Elvira Martín. El libro es el resultado de un trabajo de ordenación, de reelaboración del testimonio. En el se entrecruzan la historia, la biografía y la realidad social. Además, se literatuliza la experiencia vivida por el padre. Como mediadora, Elvira Martín respeta su prosa desnuda y directa para no falsear el mensaje que el protagonista aspira a trasmitirnos, lo que logra con gran habilidad. El padre se dirige a la hija que se pregunta por los orígenes y con la serenidad a que da lugar el paso del tiempo, se permite el humor para conjurar los sufrimientos pasados. El testimonio es entrañable y doloroso, toca las fibras más profundas. Conmueve la hondura de los sentimientos que encierra, la grandeza de la persona que lo protagoniza.

Abilio Estévez, Archipiélagos

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Abilio Estévez pertenece a la estirpe de narradores-poetas, ajena al panfleto y al resentimiento de ciertos escritores que parecen escribir desde la rabia. En su búsqueda de una verdad esquiva, nos instala entre el sueño y la vigilia en narraciones que se instalan isla de Cuba y, en particular, la ciudad de La Habana. Indagando en los hechos históricos y explorando los sueños individuales y colectivos, Estévez recorre, por un lado, momentos y espacios emblemáticos de la ciudad; por otro, aborda la geografía del cuerpo concebido, a veces, como un frondoso jardín que envuelve, embriaga y adormece y cuyo descubrimiento resulta liberador. Conocimiento y deseo están íntimamente unidos en su universo narrativo, de la misma manera que historia, mito, sueño y ficción se se entrelazan. Sin embargo, el autor busca una lengua propia, un lenguaje único y personal. La atmósfera que impregna sus narraciones crea una nueva realidad, distinta del relato de la historia o de la crónica periodística.

Prohibido Salir a la calle. El punto de vista*

Por Consuelo Triviño Anzola A veces un gusto amargo/ Un olor malo, una rara /Luz, un tono desacorde, /Un contacto que desgana, / Como realidades fijas / Nuestros sentidos alcanzan / Y nos parecen que son / La verdad no sospechada... J.R.J. Hablar de la propia obra (de P rohibido salir a la calle , en este caso) plantea un dilema: hacerlo de manera emotiva y personal, lo que vendría a ser una confesión después de muchos años de su primera publicación en 1998, o asumir la distancia temporal de su proceso de escritura. Prefiero hacerlo desde esta distancia y centrarme en aspectos como el punto de vista narrativo y la cuestión del idioma. Es decir, sobre la mirada y la lengua en que se ha desvelar una verdad, aspiración, creo yo, de quien escribe asumiendo un compromiso. Mi novela parte, en primer lugar, de la conciencia del idioma y del oficio de la escritura; en segundo lugar, del reconocimiento de los límites de la obra y de lo que se pretende alcanzar. Además, en mi doble cond

Juan Pérez Jolote

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«A los tres días nació, el Niño Dios no tenía que comer y sufrió mucho San José y le dijo a la Virgen: “¿Qué vamos a comer, hijita?” Entonces, el Niño dijo: “Si no tienen qué comer, voy a trabajar”. Nadie sabe de dónde sacó las herramientas, cuando se puso a hacer una puerta de un tronco que le dio un hombre; pero el tronco era corto para hacer la puerta. Entonces le dijo San José: “Está muy corto el tronco, no alcanza”. “Va a ver cómo alcanza”, dijo el Niño. Y cogió el tronco, lo estiró como si fuera un lazo, y hasta sobró. »Entonces supo la gente que había estirado un palo, y lo buscaron para matarlo. Entonces se fueron sobre los pueblos, por los cerros, huyendo para salvarse. »En un pueblo llegó a trabajar e hizo milpa, en un lugar donde había muchas moscas que le picaban. Allí dijo: “Les voy a hacer una cena para que vean que soy trabajador”. En seguida, mandó a hacer una cruz con un carpintero. Cuando el carpintero le dijo a San José: “aquí está la cruz”, San José la entregó al