Escritoras, escrituras I: Carme Riera, Vengaré tu muerte

Carme Riera (Palma de Mallorca, 1948) es una de las escritoras más destacadas en el contexto de la literatura tanto en catalán como en español. Traducida a más de doce idiomas, es una figura pública que ha sabido compaginar la escritura con la cátedra de Literatura Española, además de otros cargos. Galardonada con el Premio Nacional de las Letras en 2015, es miembro  de la Real Academia Española y presidenta de CEDRO, la entidad que gestiona los derechos de autor en España. Con una larga trayectoria literaria que abarca trece novelas, a las que se suman otros tantos títulos en distintos géneros Vengaré tu muerte es un thriller en el que la autora juega con las posibilidades del género para introducirnos por los laberintos de la corrupción en la Cataluña de la primera década del siglo XXI.

Si bien Riera ya nos había instalado en un campus universitario, en Naturaleza casi muerta (2012), con cuatro crímenes por dilucidar, en esta última novela se intenta demostrar que la justicia ha errado al condenar a dos personas por un delito que no cometieron. El caso es la  desaparición de un empresario catalán, para lo que la autora elige el punto de vista una mujer que ha trabajado como detective y que decide escribir un libro para conjurar su culpabilidad por haber enviado equivocadamente a la cárcel a dos inocentes -no tan inocentes de otras faltas, por cierto-.

La novela nos instala en una Cataluña marcada por la corrupción y sus secuelas, la fuga de capitales más allá de sus fronteras “vía maletín” a donde se envía el dinero negro de las operaciones comerciales clandestinas que arrastran a muchos empresarios. La narradora acota el campo donde se producen estas operaciones fraudulentas: “[…] esas cuarenta familias emparentadas de las que hablaría el estafador Millet que, por entonces, ya había desviado fondos del Palau de la Música hacia otros bolsillos y, por descontado, a los propios, optaban por esquiar en Andorra”.  

La trama se complica, dado que la persona que denuncia la desaparición del marido, el empresario Robert Solivellas, la propia esposa, dificulta el esclarecimiento de los hechos con medias verdades y mentiras. La primera advertencia que recibe Elena Martínez, nuestra detective, es la muerte de perro Jimmy al que encuentra ahorcado colgado del ventilador encima de su cama. La señal que la lleva tras la pista de la trama corrupta son unos cedés con imágenes de orfelinatos chinos, junto con el robo de unos caganer, que conectan con Bogotá, la capital colombiana.

Entre pedófilos, ockupas, parricidas,  narcotraficantes y sicarios se abre camino esta detective desconcertada por los pronósticos de su amiga vidente que parece dar en el clavo con la interpretación de las pistas. El humor y la ironía, sin lugar a dudas, convierten esta narración en una parodia del género que se cuestiona desde el punto de vista femenino, hasta las fronteras de la lengua, las tradiciones, pasando por los principios morales, para ir al fondo de la condición humana, el miedo, el egoísmo, la ambición desmedida, la ruptura de los afectos familiares, la crisis de una sociedad que sacrifica los más preciados valores.

Además, la fusión entre narradora y protagonista permite no sólo cuestionar el género, sino criticar con distanciamiento y objetiva crudeza un sistema corrupto hasta la raíces. Inevitable recordar a la célebre Alicia Jiménez Bartlett a quien, sin duda, Carme Riera rinde un homenaje cuando su personaje Elena se propone vengar la muerte de su perro Jimmy, lo que no puede hacer Petra Delicado, en Día de perros,  con Pompeyo animal feroz que debe ser ejecutado sin piedad.                                                                                     
Finalmente, se deja a salvo en esta intriga el valor de la justicia, y la literatura, para tranquilizar la conciencia y así poder realizar el deseo de una vida sencilla y apacible, como añora la detective Elena Martínez Castiñeiras.

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